La España vacía
Ha sido todo un placer y un desencanto leer este libro, relato de viajes, ensayo o maremagnun de datos y estadísticas. Muy bien escrito, bien documentado indudablemente la España vacía no existe, como el propio autor expresa. Cada persona, cada viajero, mira el paisaje y lo interpreta a su manera, acorde con sus propios sentimientos e instantáneas del momento. Un pueblo abandanado en un momento, nunca permanece igual cuando regresas a él. Un pueblo es algo vivo, son experiencias con una serie de personas en un determinado momento, y cuando eso se altera o desaparece el pueblo ya no es el mismo.
Nunca la España vacía se ha contado a sí misma, o lo ha hecho en pocos momentos. La España rural es otra cosa, pero el mar de arena y tierra está cantado y contado por gentes de la periferia con el mar cerca curiosamente, sintiéndose marineros en tierra, doliéndose de esos despoblamientos, de ese trauma de abandonar tus raíces y echar otras nuevas en otro lugar, donde curiosamente puedes estar bien, pero necesitas a veces regresar a tus orígenes. Para encontrarte, para despojarte de esa materia de aluvión que te conformaron los muchos sitios donde llegaste y a los cuales nunca pertenecías.
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